La temporada navideña de este año llega marcada por un factor que preocupa a muchos hogares: el notable incremento de los precios de la cesta de la compra. Desde productos básicos hasta los tradicionales alimentos festivos, los consumidores se están enfrentando a costes significativamente más altos en comparación con años anteriores, lo que podría modificar la forma en que se celebran estas fiestas en numerosos hogares. Desde Metafase, empresa que ofrece servicios de azafatas y promotoras, te contamos qué productos han incrementado su precio y cuáles son los factores por los que esto ha sucedido.
Uno de los factores principales detrás de esta subida de precios es la inflación, que ha afectado de manera generalizada a diversos sectores de la economía. El encarecimiento de las materias primas, los problemas en las cadenas de suministro globales y el aumento de los costes energéticos son algunos de los elementos que han contribuido a esta situación. Estos factores han impactado especialmente en productos alimenticios clave como carnes, pescados, frutas y verduras, esenciales en muchas mesas navideñas.
Por ejemplo, el precio del cordero, uno de los platos estrella en muchas cenas de Nochebuena, ha registrado incrementos de hasta un 20% en algunas regiones. Asimismo, los mariscos, tradicionales en las celebraciones de Año Nuevo, también han visto alzas significativas. Los turrones, mazapanes y otros dulces típicos tampoco han escapado de esta tendencia alcista, con incrementos que oscilan entre un 10% y un 15% respecto al año anterior. Y no es sólo que estos alimentos suban precio, sino que algunos se encuentran en máximos históricos, como es el caso del cordero, el redondo de ternera, el besugo, la lombarda, la piña y la granada. En el lado contrario, las almejas, el pavo o los langostinos registran ligeros descensos de precio que alivian el bolsillo de los consumidores.
Desde 2015, los alimentos navideños han experimentado un aumento promedio del 49,6 %, según datos de la OCU. Y productos como el besugo se han encarecido más de un 200 % en nueve años, mientras que el cordero y las ostras también registran incrementos acumulados alarmantes. Incluso alimentos más accesibles, como la lombarda o la piña, han duplicado prácticamente su precio en menos de una década.
Además, el aumento en el precio de los combustibles ha encarecido el transporte de mercancías, lo que ha repercutido directamente en los costes de distribución de los productos. Por otro lado, las adversidades climáticas sufridas durante el año, como sequías o inundaciones, han mermado la producción agrícola en algunos sectores, reduciendo la oferta y, por ende, incrementando los precios.
Son estas circunstancias las que obligan a los consumidores a planificar su menú navideño con antelación para así poder aprovechar las mejores ofertas y promociones o, llegado el caso, sustituir los productos más caros por otros más asequibles.
Estas Navidades, más que nunca, se ponen de manifiesto los desafíos económicos a los que nos enfrentamos como sociedad. Aunque las tradiciones seguirán desempeñando un papel central, la forma en que se celebran las fiestas podría cambiar para adaptarse a un contexto en el que los precios imponen nuevas restricciones. Ante este panorama, la creatividad y la planificación se convertirán en los mejores aliados para disfrutar de unas fiestas igualmente memorables.